Soltería, bienestar y el postre de la felicidad

Ciudad de México, 09 de diciembre, 2025. En tiempos donde frases como “tener novio da pena, lo de hoy es la soltería” se vuelven tendencia en redes, la individualidad y el amor propio cobran un nuevo significado.
La soltería se transforma en una oportunidad para hablar de bienestar, independencia y del orgullo de disfrutar la vida sin pareja. En México, esta conversación resuena cada vez más: ser soltero ya no es una transición, sino una elección que se vive con satisfacción y autenticidad. No es una etapa pasajera o con la falta de compañía, sino una opción consciente que muchas personas viven con satisfacción plena.
Datos del INEGI muestran que aproximadamente 68.7% de las personas jóvenes de 15 a 29 años está soltera (ni casada ni en unión libre). En zonas urbanas, la satisfacción con soltería se sitúa en un promedio de 8.4/10, y casi la mitad de los encuestados reporta valores de 9 o 10. Esto refleja una tendencia creciente hacia la autonomía emocional.
Pero la felicidad cotidiana también se ve reflejada en elecciones simples y placenteras, por ejemplo, el consumo de snacks en momentos de indulgencia. Según Nielsen, el mercado mexicano de helados registró un crecimiento del 11.2 % en 2024, con ventas que alcanzaron los 129 millones de litros de helado empacado, además, según Kantar “7 de cada 10 hogares” compran helado durante el año.
¿Por qué es relevante esta combinación de soltería + helado?
Porque en México, el bienestar personal no solo se expresa en grandes decisiones, sino también en un espacio para el gusto personal y los pequeños rituales que elevan el bienestar. La soltería puede implicar más tiempo para uno mismo: un espacio para disfrutar del placer sin culpa y conectar con los sentidos. En ese contexto, el helado aparece como un símbolo de indulgencia, de pausa y disfrute instantáneo: un postre fácil de compartir o de saborear solo. Ese momento de pausa adquiere sentido colectivo: cada cucharada puede representar “me time”, un brindis por uno mismo.

El consumidor mexicano: diverso, orgulloso y apasionado
México es un país de contrastes, donde la diversidad cultural y regional se refleja también en la forma en que las personas viven y disfrutan su día a día. El orgullo por la identidad, la historia y las raíces impulsa una manera muy propia de celebrar lo cotidiano: con autenticidad, pasión y sentido de comunidad. En este entorno, disfrutar de los pequeños placeres —como tomarse un helado sin prisa, en compañía o desde la soltería— se vuelve una expresión de bienestar personal. Porque en México, el goce no necesita ocasión: forma parte de nuestra manera de vivir, de consentirnos y de celebrar quiénes somos, incluso en los momentos más simples.
En este entorno, disfrutar de los pequeños placeres, como tomarse un helado sin prisa, ya sea acompañado o solo, se vuelve una expresión de bienestar personal.